MICRORELATO


En el pasillo de innumerables puertas de una cárcel en una infinita cuesta empinada llena de historias y recuerdos se escucha el barullo de miles de niños, algunos felices y otros no tanto, el pasillo huele a libro nuevo, algo inexplicable pero entrañable para otros, el lugar tiene suelo brillante y paredes oscuras; en este pasillo podemos ver portales a otro lugar, de color vino tinto y verde, lugar en los que para algunos nada bueno ha pasado, desde luego yo no soy una de esas personas, este pasillo lleva a unas escaleras especiales en los que en los días de tormenta hemos desayunado y aprendido a la vez ya que las matemáticas están en los lugares menos esperados; no hay fin en este pasillo, en el que en navidad se llena de regalos y de brillo y en carnavales se pasea por Ayamonte. Al fin una luz, una ventana que da a un patio ajeno, donde hace muchos años los niños como yo de refugiaban. Al salir del pasillo veo una gran pista de fútbol donde hemos cantado, bailado, cocinado, mediado y concursado, algo inexplicable pero entrañables para otro, subimos los peldaños, los 2 últimos años de condena, y encontramos un lugar donde hemos reído pero sobretodo para gente como yo, llorado; por fin, la puerta para irme, donde al salir busco ese color azul y te veo a ti con una sonrisa cuando venís de cumplir mi condena. 

Comentarios